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El libro La Herbolaria de lxs Presxs está escrito para las personas en prisión que quieren conocer las propiedades medicinales de las plantas que se encuentran habitualmente en los patios de las cárceles. Contiene diez perfiles detallados de las plantas, así como instrucciones sobre cómo preparar las medicinas de las plantas en la cárcel y mucho más. Se basa en la experiencia de la autora en el uso de hierbas durante su condena de tres años y medio en prisión.
Dos compañerxs – Jorge y Heather Anne – han traducido el libro al español. Hemos creado dos ediciones – una para las personas encarceladas en el Estado Español, y la otra para las personas encarceladas en todo Abya Yala, el nombre en Guna para las llamadas Américas y utilizado por millones de pueblos indígenas a lo largo de esos continentes.
Sobre el libro
Lxs presxs de todo el mundo suelen sufrir negligencia médica y una separación deshumanizada de los espacios silvestres. Sin embargo, la hierba mala sale por las grietas del concreto. Este libro contiene perfiles detallados de diez plantas que suelen encontrarse en los patios de las prisiones, con sugerencias para preparar medicinas en la cárcel con recursos limitados.
También incluye consejos y trucos para aprovechar al máximo los alimentos, las especias y los condimentos disponibles en la tienda de la prisión, así como secciones sobre cómo conectar con las plantas aliadas desde el punto de vista emocional, y cómo cuidar las heridas en un entorno carcelario.
Para lxs lectores que están afuera de la cárcel, ofrece consejos prácticos sobre cómo trabajar con la mala hierba común de forma sencilla y directa, e inspirará la solidaridad más allá de los muros.
Se han distribuido más de 3.000 ejemplares de la versión inglesa del libro a presxs de toda Inglaterra, Gales y Escocia, y de los llamados Estados Unidos. El Prisoners Herbalism Collective, un grupo de personas que aman las plantas y odian las prisiones, es el colectivo encargado de llevar a cabo este trabajo.
¿Por qué es importante este libro?
Situación carcelaria en México
A pesar de la publicación de una amnistía que, en teoría, buscaba bajar los altos niveles de saturación del sistema penitenciario en México, la realidad es que el número de personas privadas de la libertad no ha disminuido; por el contrario, ha aumentado. Esto se debe, entre otros factores, al uso de la prisión preventiva, lo cual mantiene en prisión a un alto número de personas sin sentencia y en espera de que termine su juicio.
Por otro lado, existe un marcado sesgo de clase dentro de la población carcelaria, ya que un alto porcentaje de la población recluida lo está por delitos de robo menores, motivados principalmente por la pobreza y marginación social.
Sumado a la sobrepoblación, dentro de las prisiones operan grupos de la delincuencia organizada, quienes, en muchos casos con la abierta complicidad de las autoridades, continúan sus actividades, además de mantener control dentro de los penales. La violencia es algo cotidiano dentro de las prisiones. Lxs rexs deben pagar cuotas, ya sea a lxs custodixs u a otrxs presxs, para obtener mejor comida, acceso a servicios e incluso seguridad.
Mención aparte merece el carácter racista de las prisiones en México; miles de personas indígenas pasan sus días en prisión sin saber siquiera de que les acusan, pues no hablan español y nunca han recibido asistencia acorde a su cultura.
Existen diferentes tipos de prisiones, siendo las llamadas cárceles de máxima seguridad las que tienen las condiciones de aislamiento y privación más estrictas. Están reservadas para presxs de alto perfil como narcotraficantes, aunque también han sido utilizadas para encerrar a prisionerxs políticxs.
ICE detención
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), se creó en el año 2003, como parte de la reacción del gobierno de los EE. UU. a los ataques del 11 de septiembre, con criterios de vigilancia masiva, categorización racial y presencia militar. Es el corazón y el alma del régimen en la frontera. En el año 2020, en promedio 20,000 personas fueron detenidas diariamente en 200 prisiones y cárceles para inmigrantes en todo el territorio de los llamados Estados Unidos, en tanto que más de 185,884 personas fueron deportadas.
Los centros de detención son crueles desde su origen (privan de la libertad, desalientan a las personas de luchar por quedarse y las disuaden de migrar y volver), permitiendo no solo la detención generalizada, sino también la exclusión masiva y la deportación. Las horribles prácticas de detención de ICE incluyen la separación de las familias; el abuso sexual de los niños; las histerectomías innecesarias; el uso de la fuerza; la utilización de sustancias químicas como el gas pimienta; el uso arbitrario y punitivo del confinamiento solitario; la detención prolongada; así como la negligencia médica, la cual puede derivar en la muerte.
Las cárceles en el Estado español
Como en todos los países, las condiciones de las cárceles son nefastas. Alrededor de 46.000 personas están entre rejas y 62 personas se quitaron la vida en 2020. El aislamiento, la fuerza física y el confinamiento mecánico se utilizan profusamente. La tortura, en sus diferentes formas, es una práctica común, y estos casos no se investigan. Los centros de detención de inmigrantes racistas funcionan con un trato degradante e inhumano y cada vez hay más violencia y hacinamiento. Se explota la mano de obra de los presos para mantener el sistema penitenciario y para que las empresas privadas ganen dinero. Las políticas de dispersión del Estado separan a las familias: la gente viaja casi mil kilómetros para pasar de 45 minutos a una hora hablando con su ser querido a través de un cristal de plástico.